ODADe Paros en la pródiga canteraarranca Fidias un informe bloque,y, del cincel al choque,va, con mano certera,labrando blanca estatua portentosa,en el cielo del arte estrella hermosa.Cuando la Parca aviesa,que en romper lo vivaz encuentra goce,torna al artista en fúnebre pavesa,viendo el prodigio, cesaun momento en su bárbara porfía:a las claras conoceque aquel mármol su filo mellaría,y, merced a su obra, eterna vidael escultor recobra.Cual de náufrago el cuerpo mutiladoque el mar depone en la arenosa playaa saber quién fue el mísero conduce,restos que el mar de Grecia ha vomitado,aún hoy modelos de la ciencia gaya,que su armónica forma reproduce,nos revelan de Safo la existencia,y de su amor la cálida vehemencia.Homero vagabundo,en la mente la luz de su mirada,llena con su lijaday Odisea los ámbitos del mundo;inhumado el cantor, el orbe enteroal palpitar va repitiendo Homero.Rivales Miguel Ángel y Bramante,a quienes nada arredrajuntos alzan en Roma la triunfanteun poema de piedra;y bajo de sus cúpulas y arcadashoy vagan sus dos sombras veneradas.Pone Murillo entre su cielo y tierrala atmósfera indecisa, la belleza divisaque el alto empíreo encierra,y, mojando en el iris los pinceles,renombre alcanza dé moderno Apeles;al acabar de su fecunda vida,cual parte de su ser sus obras deja,ni toda su materia es desprendida,ni del todo su espíritu se aleja.Del Quijote las varias edicionesantiguas y modernas,formaran a la estatua de Cervantespedestal de titáneas dimensiones;de Egipto las pirámides gigantesmás altas podrán ser, no más eternas.Haydn, Mozart, Beethoven,vuestras célicas notas peregrinasno temáis que los tiempos nunca os roben;por ellas viviréis perennemente,que cual raudas aladas golondrinasvuelan de mente en mentey hacen vuestro recuerdo siempre joven.Prerrogativa inmensa del más fuerteel Ingenio hace escarnio de la Muerte;cual los héroes antiguos, su figurava creciendo en la negra sepultura;su aliento soberanoal través de los siglos se percibe;del ágil tiempo la invisible manoborrar cuanto produjo intenta en vano,en fácil copia nuevo ser recibey el autor a sus obras sobrevive.Si una flor ha aromado la existenciade escultores, poetas y pintores,con mágica influencia,al descender a la mortuoria tumba,le comunican su inmortal esencia;en mármoles, en letras y en coloresle transfieren la vida de ultratumba.Pues su belleza reflejó divina,vivirá con Rafael la Fornarina.De Friné la hetaira, Praxitelesdice a los siglos la belleza suma,con clásicos cinceles,en su Venus saliendo de la espuma;no es poderosa la terrible Parcapara anular el mágico amuleto:Beatriz y Laura, de su amor objeto,durarán cuanto el Dante y el Petrarca.Mas ¡cuán otra la suerte del dramático artista!Las pasiones más sórdidas traduce,en estatua animada se convierte,los héroes de la historia reproduce,y, cuando el lauro popular conquista,le torna polvo inerteel ponzoñoso aliento de la Muerte.¡Qué de Roscio nos quedaque a Plauto y a Terencio dio la gloria!¡Qué sabio habrá que pueda,por ímprobos que sean sus afanes,revelarnos su voz, sus ademanes!Sólo se hace memoriade su pródiga mano y sus riquezas;sólo mienta la historiasus caras gastronómicas rarezas;si Cicerón en su favor no hablaraquizá de su existencia se dudara.¡Qué se sabe de Kean, el saltabanco,en el papel de Shylock, tan famoso!¡qué de Talma gloriosoque el grande Napoleón colmó de honores!Vivieron ¡ay! la vida de las flores:abrirse, dar recreo a los sentidos,perfumar el ambiente,y morir tristemente,hoy olvidados cuanto ayer queridos;sólo en Shakespeare se admirael vario son de su humanada lira;del español actor Lope de Ruedahuyó el decir, sólo la farsa queda.¡Quién que aplauda la pléyade brillanteque Italia cariñosa nos envía,se acuerda ni siquiera breve instantede Módena, el insigne comedianteque lególes su sabia maestría!Máiquez, Guzmán, Latorre,ídolos de la hispana muchedumbre,todos caísteis cual soberbia torreque se rinde a su propia pesadumbre.Cayó como la piedra en la lagunatambién el gran Romea,que del arte moderno fue la cuna;hoy aun guardamos indecisa idea,las edades futurasse perderán en vagas conjeturas;y van con lento paso caminando al ocasocon Valero, Matilde y la Teodora,cuya luz no extinguida,mas vacilante ya, la patria llora,pues comprende angustiadaque en la tragicomedia de la vidaya representan la postrer jornada.¡Qué resta, pues, del más egregio artista,la muerte al ocultarlo a nuestra vista!un epitafio en polvorienta losaque nos dice, a lo más, «aquí reposa».Pensad por un momento, qué amargura,si, por ley de naturao por humana ley siempre acatada,al morir la criaturaarrastrara sus obras a la oscuramansión inescrutable de la nada;y los cuadros de Vinci, de Ticiano,de Coello, Velázquez, Juan de Juanes;los trazos que formó la experta manode los Van-Dyks, Riberas, Zurbaranes;la Eneida, la Iliada, de Klópstock la Mesiada,los poemas de Osián, de Palestrinalos seráficos sones, la Capilla Sixtina,las árabes labradas construcciones,de San Pedro la cúpula gigante,y la Venus de Milo,y el templo de Karnak cercano al Nilo,y el Escorial macizo y arrogante,con de quien los creó yertos despojosocultado se habrían a los ojos.Aciaga desventura al actor acaece,todo con él fenece,breve pasto de hambrienta sepultura;muere el artista al acabar el hombrey apenas queda rastro de su nombre.Hoy que la Ciencia lo pasado exhuma,que los arcanos de la mar revuelve,que segura resuelvelos más arduos problemas con la pluma,que fija el rayo, y con audacia sumarasga los velos en que el sol se envuelve,¿ha de sufrir la vergonzosa menguade ver que ante sus ojos lo presentese desvanece como sombra yana?¿juzgarase impotentepara lograr que el hoy tenga un mañana?¡Quién sabe! Ya el fotógrafofija las estatuarias actitudesdel dramático artista;presto quizá el fonógrafo,que a balbucir empieza,recoja los acentosde sus dulces y airados sentimientos;quizá no tarde la incansable Cienciacon invento asombrosoen prolongar su efímera existencia,y aquel que de Melpómene o Talíaal culto se -consagra generoso,si con fulgor de prepotente genioiluminó el proscenio,vencerá de la Muerte la porfía;huésped eterno de futura gente,con rasgos propios trazará su historiay la corona ceñirá esplendente,de inmarcesible gloria,hoy sólo de pasada, por su frente.